¿Cuándo fue la última vez que te atreviste a esa experiencia con la que tenías ciertas dudas de si serías capaz de hacerla?
Si la recuerdas tal vez estés de acuerdo con que vivir esa incomodidad de lo desconocido y de lo incierto, al mismo tiempo nos puede encender los sentidos al máximo, potenciar la creatividad y la confianza en nosotros mismos.

Ese pequeño pero gran paso de afrontar algo que me supone un reto, como por ejemplo volar, o hablar en público, podrá ser incómodo en un principio pero luego de la acción viene la gratificación.

Recuerdo mi primer viaje sola.
Tenía muchas dudas y eran 12 horas de viaje de Montevideo a Madrid. Me tocaba escala en Santiago y era plena navidad.
Y si me pierdo la conexión? Habrá quedado bien cerrado mi equipaje? Y si pasa algo en el avión? Y estará abierto un 25 algo para comer? será que por viajar en navidad volar es más inseguro? Y me perderé para llegar al hostel? Y si no hay cambios abiertos? Tendría que haber traído más efectivo…Y si, y si, y si…agotador!
Así es la mente, deambulando entre pasado y futuro.

Nos pasa a todos, a algunos más, a otros menos. Pero todos convivimos con los miedos.
Eso que está por instinto en todos los seres humanos para protegernos. El tema es cuando se empieza a magnificar hacia muchas posibles amenazas imaginarias que están en el futuro, impidiéndonos hacer lo que deseamos y disfrutar del momento.

Por eso voy a compartirte mi experiencia con el miedo, con el bueno y con el no tanto.
Cómo con el tiempo he ido entrando más en confianza con él, tratando de que no me limite a vivir la vida que quiero. Descubriendo de a poco cómo irlo manejando para “salir de la pecera” y seguir avanzando aún con miedos.

Quiero contarte una historia para ir hacia el quid de la cuestión.

Eran las 3 de la tarde aproximadamente.
Mes de Agosto igual que ahora, pero hace unos 9 años.
Estaba en un hospital de Máncora, al Norte de Perú, esperando a que atendieran a Germán de urgencia por algo en el estómago.

Los médicos nos dicen que le habían errado al diagnóstico y que la infección estaba muy avanzada.
Veo de reojo que se reían, y estaban en una actitud bastante hostil.
En ese momento solo podía pensar en una cosa: necesitamos atención YA, que no es aquí, y tenía que hacer algo diferente.

El miedo estaba latente en todo mi cuerpo. Tanto que creo que estaba en una crisis de ansiedad y seguramente mi cara estaba pálida. Ger no podía pensar claramente, me decía cualquier cosa.
En ese momento el MIEDO me llevó a la ACCIÓN. No sé cómo tomé una mototaxi de la calle, y fui a buscar una clínica donde conseguí un médico que lo atendiera en ese instante. Se llamaba Dante. Y lo salvó.

A la madrugada del día siguiente empecé a sentirme igual aunque a menor escala, y caí en las mismas. Ambos internados en la clínica. Recuerdo muy bien esa noche, parloteando en mi cabeza.
¿Quién me manda a mi a estar viajando en medio de éste pueblito en Perú, después de haber renunciado a mi trabajo, para filmar un documental sin fines de lucro para inspirar a otras personas? ¿Qué estoy haciendo en éste hospital con estos antibióticos que me marean así? ¿No podías hacer algo más normal Camila, no?

Pues no. Luego entendí que era lo que necesitaba hacer para aprender todo lo que experimenté en esa travesía, reflejarlo en el documental e impregnarlo en mi propia consciencia.

Creo que fue uno de los días de mi vida en los que sentí más miedo.
Pero me rendí y solté el control confiando en ese sitio…no había otra.

La historia tiene un final feliz, no voy a contarla toda aquí pero luego la vida nos cruzó con una persona increíble (Lindsay de Inglaterra) que nos ayudó y dio todo para nuestra recuperación al 100, así podíamos seguir el proyecto.

¿A qué voy con esto? Cuento esta historia porque fue en estos momentos que el miedo fue un aliado, ya que fue una experiencia de peligro en tiempo real. En tiempo presente. Y el miedo me ayudó a movilizarme de forma adaptativa en circunstancias realmente amenazantes.

En esta foto estoy en Punta Sal, el lugar donde nos recibió Lindsay para la recuperación 

Descubrí incluso con el tiempo que mi forma de responder ante las situaciones extremas tienden a ser de ACCIÓN.
Sin embargo, el que puede ser complicado es el otro miedo.

El irreal e ilusorio. El sostenido, el aprehendido, el que es futurología.
Ese es el que puede limitar nuestra vida sin dejarnos ser felices.
Bloqueando eso que tanto soñamos pero que guardamos en un cajón por miedo.

Me refiero al miedo al futuro, al que inventa nuestra mente y que termina no siendo adaptativo.


¿Qué es el miedo y por qué puede limitarnos a ser felices?

El miedo es una emoción de las básicas y un instinto natural que tenemos todos los seres humanos.
El miedo en sí, tiene una función adaptativa que es la de protegernos y cuidarnos de situaciones peligrosas que ocurran.
Ante una amenaza real como una enfermedad, un ladrón, un león, un incendio, etc, éste nos ayuda a sobrevivir. Este miedo es funcional y totalmente necesario para vivir.

Es el que usamos a nuestro favor en circunstancias que son peligrosas.

Pero el miedo no ocurre solo cuando sentimos una amenaza real sino también cuando imaginamos una situación que podría ser amenazante.

Poder anticipar esto puede ayudarnos a tomar medidas para mantenernos a salvo.
Como por ejemplo estar en una calle oscura perdidx y creer que pueden robarnos, que no es un miedo de algo que esté ocurriendo, pero sí me puedo anticipar para minimizar el riesgo ante esa posibilidad.
Esto también es funcional en cierto punto.



Justamente el problema con el miedo, es que también convivimos con otros miedos disfuncionales, es decir, los que no responden a una alerta real. Los que son más irracionales.
Que no son causados por un peligro real del momento presente.
De hecho se dice que el 80% de los miedos son proyecciones a futuro.
Que se vuelve algo que no es útil sino que nos está limitando, frenando o bloqueando a poder disfrutar de la vida.

¿Y qué ocurre? Que nos paraliza a hacer lo que anhelamos. A ser lo que deseamos. A ser más libres y espontáneos.

Entonces vivimos con una enorme cantidad de miedos.
Miedo a volar, miedo a emprender, miedo a enfermarme, miedo a hablar en público, miedo a perder un examen, miedo a fundirme, miedo a engordar, miedo a no poder pagar las cuentas, miedo a que me despidan, miedo a que me roben, miedo a que me engañe mi pareja, miedo a quedarme sola/o, miedo a envejecer, miedo a hacer el ridículo en el trabajo, miedo a decir lo que pienso, a los grandes cambios, etc, etc, etc.

Todo a futuro. Exceso de futuro que nos impide vivir en el presente felices.

De hecho, la estadística es increíble.
El 91% de las cosas que nos preocupan e  imaginamos nunca suceden 🙂 Y lo sufrimos igualmente…

Éste miedo, con el tiempo y más de 10 años de terapia aprendí que se origina y reacciona en función de nuestros pensamientos y patrones mentales. Que por lo general son aprendidos, vienen de creencias que hemos ido absorbiendo del entorno en el que crecimos. De nuestros padres, de los medios, TV, de la escuela, etc.

Y no es fácil bajar el ruido de estos miedos, porque vivimos en una cultura que tiene muchas bases fundamentadas en el miedo a futuro. En que la seguridad es lo primero. Cuando la seguridad no existe. Porque la vida es incierta por naturaleza.

Cuando empecé a emprender y renuncié a mi trabajo, sentía mucho miedo.
Lo mismo con viajar de mochilera siendo mujer, miles de miedos me inundaban.
Pero una vez que estás de cara al miedo, ese se va apaciguando, y todo eso que imaginé que podría ocurrir nunca sucedió como lo creía en mi cabeza.


¿Qué hacemos con los miedos?


La buena noticia es que nuestro cerebro se puede entrenar para ir bajando esos miedos no funcionales “futurísticos” que tenemos todos.

Según mi humilde experiencia y sustentando esto en estudios de psicólogos e investigadores, hay algunas recomendaciones que quiero compartirte.

Aquí te comparto estas 6 recomendaciones para evitar que el miedo nos bloquee:

1. Hablarle al miedo

Tal vez te suene raro esto pero funciona. Me refiero a profundizar en eso que nos causa miedo. Sentarte con él y escucharlo. Tomarte unos ratitos cada día para escribirlo es una excelente forma.
¿Qué es lo que me da miedo? ¿Por qué?
Reconocer la raíz ¿De dónde viene? ¿Qué me quiere decir? ¿En qué me está limitando?

Empezar a bajarlo de la mente e irlo desenredando para entender de qué está hecho es una gran ayuda, porque también podemos descubrir que tan lógico es y qué tantas posibilidades reales hay de que esto oque imagino ocurra.

2. Enfrentarlo para aprender a sentirlo

Con esto me refiero a empezar a mirarlo. A que cuando llegue no lo evitemos, sino que lo sintamos para aprender formas de seguir adelante aún con miedo. 

Por ejemplo estar en el cuerpo y sentir esas sensaciones incómodas pudiendo empezar a gestionarlas. Hay técnicas de relajación que se pueden aplicar, como la respiración cuadrada (te dejo aquí este video donde la explicamos), otras como la visualización (visualizarnos viviendo eso que nos da miedo haciéndolo de forma positiva, habiéndolo logrado con éxito)

Entonces, aprender a sentir ese miedo cada vez logrando manejarlo un poco más.

Personalmente te comparto que hace tiempo durante un año sufrí algo llamado ataques de pánico, es algo que ya sucede cuando tu sistema nervioso está más a tope, y que vino desencadenado por varias experiencias difíciles que transité.
Si a alguien le pasó, sabe lo horroroso que es sentirlo. Porque estás con miedo al miedo y se vuelve un ciclo repetitivo. Lo cuento porque pude aprender a estar con esas sensaciones gracias a armarme una caja de herramientas interna. Y con el tiempo lo logré 🙂

¿Todavía no te armaste tu caja de herramientas y recursos por ahí?


3. Ponerte a prueba con pequeños retos, activando el circuito del coraje. 

¿Conoces el circuito del coraje?

Este se activa cada vez que tomas la decisión de hacer algo que te asusta o supone enfrentar un desafío o miedo.
Esto genera un proceso en tu cerebro en donde la realización de dicho objetivo desencadena que se libere dopamina, y cuando vuelves a alcanzar otro reto, este circuito vuelve a activarse. El cerebro capta esto y va cambiando desarrollando cada vez mayor tolerancia a enfrentar los miedos, empujándonos de forma más frecuente a atravesarlos.
Aquí te dejo este video muy interesante que lo explica en detalle.

Este es algo que todos podemos activar dando pequeños pasos hacia eso que no nos animamos.

Cuanto más lo activemos, más nos damos cuenta de que somos capaces de eso que no creíamos y más nuestro cerebro se sigue adaptando.

Aquí me recuerda una frase que me gusta mucho:
“No es más valiente quien no tiene miedo, sino el que sabe conquistarlo”
– Nelson Mandela –

Me resuena siempre esta frase porque la interpreto como que el coraje no es la ausencia de miedo sino la fuerza mental y capacidad para controlar el miedo en una situación peligrosa o difícil.

No va en evadirlo sino en sentirlo, poder gestionarlo y atravesarlo de la mejor forma posible.

Traigo a acotación ésta imagen de arriba donde hay uno de los primeros grupos viviendo el día de Aventura en Río Claro, durante la experiencia Colombia al Máximo. Me gusta ésta foto porque es la previa, la caminata hacia allí.
No se me ve bien pero ahí estoy con cara de medio asustada, ja.

Aquí se atraviesa una caverna en la oscuridad total sintiendo el ruido de unos pájaros medio terroríficos llamado guácharos, con el agua y las rocas.
Es una experiencia desafiante y gratificante al mismo tiempo.
Sube la adrenalina y se trabaja en equipo, al salir la sensación de cumplir ese reto es increíble.


Aquí ya están viviendo el desafío al principio donde aún se puede ver algo


Y aquí algunos de los viajerxs al salir!!

¿Qué pequeño reto te propondrías próximamente? ¿Te imaginas viviéndolo?

En mi opinión considero que también nos han dicho que cuanto más nos guardemos y seamos precavidos con el futuro a largo plazo, contratando seguros de todo tipo, quedándonos quietos, encontrando pareja estable para casarnos y tener hijos, informándonos en la TV de todo lo peligroso que ocurre cada día para ser más precavidos…así más seguros y felices estaremos. Y eso tampoco es muy real.
Porque la felicidad al fin y al cabo está adentro, y si vivimos con miedo es muy difícil sentirla.

Y ojo, lo digo por experiencia propia. Siempre tendí a ser muy precavida a pesar de tomar un camino arriesgado como emprendedora, y a veces tener la necesidad de controlar tanto me genera más ansiedad. Por eso siempre he buscado formas de lidiar con el miedo.

Así que… por qué mejor no lo empezamo a enfrentar y a ver lo capaces e increíbles que somos de lograr miles de cosas que ni imaginamos?


4. Volver al presente.

Este mismo momento mientras me lees es el único momento real que tenemos.
El único en que podemos controlar algo.

La mayoría de las preocupaciones van entre recordatorios de lo que podría haber hecho mejor, o anticipaciones de lo que podría ocurrir.
En esa rumiación mental es que vamos caminando la gran mayoría cada día sin estar aquí y ahora.

Lo interesante es que hay varias herramientas s que tenemos a mano todo el tiempo para sentirnos mejor, como lo son ejercicios con nuestra respiración o nuestro cuerpo pudiendo retornar al presente y bajar la ansiedad o miedo.


En esta ocasión quiero mencionar una práctica de la que mas me ha hecho sentido a mi y con la que hemos tenido más experiencias que es el Mindfulness.

De hecho te dejo éste post para que puedas conocer más del tema.

Uno de los recursos Mindfulness que podemos aplicar siempre es la respiración consciente.
Esto sólo ocurre aquí y ahora, en el presente. Inhalar y exhalar profundamente sintiendo el aire ingresar y salir por la nariz durante unos minutos es una manera de volver al ahora cuando estamos con muchas preocupaciones o miedos. Algo tan simple como poderoso.

Por otro lado, otra idea que propone Mindfulness es el de adoptar una actitud de gratitud.
Algo también que parece muy sencillo pero que permite cambiar el chip hacia un mindset mas consciente del momento que vivimos, y de todo lo que en ese entonces tenemos para agradecer en lugar de quejarnos o pensar en negativo. 

Realizar meditación es una práctica que siempre va a ayudarnos a combatir esos miedos o dudas para centrarnos en lo que está pasando ahora, sea en el lugar que sea.


5. Tu diálogo interno

Pienso que muchas de las situaciones en las que sentimos miedo estamos interpretando que eso a lo que nos vamos a enfrentar, es más grande que nuestras posibilidades de superarlo. No crees?
Es decir que muchas veces no nos creemos capaces, pero luego vemos que sí lo somos.

Una vez una coach me hizo ésta pregunta y me parece perfecta traerla aquí:
¿Si tu mejor amiga te hablara como tu te hablas a ti misma, seguiría siendo tu mejor amiga?
Si la respuesta es no, tal vez te pase como a la mayoría nos pasa, que nos decimos un montón de criticas desde que nos levantamos hasta que nos acostamos, que suenan más como un crítico o juez interno.

Es que la persona con la que más hablamos en nuestra vida es con nosotros mismos.
¿Y qué nos decimos? ¿Nos tiramos para arriba o nos tiramos para abajo la mayor parte del tiempo?
¿Qué nos decimos ni bien abrimos los ojos?
¿Qué nos decimos cuando nos miramos al espejo?

A todo este diálogo o narrativa interna que nos contamos, se vuelve esencial prestarle más atención porque lleva gran parte de las riendas de nuestra vida. 

Una forma de ir cambiando la dinámica es ir escribiendo lo que nos decimos y tratar de cambiar el pensamiento negativo por uno positivo.
Tratar de quitar los “Nunca voy a …” o “Siempre me…”

Tratar de dejar de adivinar y suponer “Seguro que…”

Tratar de dejar la queja de lado y centrarse en algo positivo.

Tampoco es algo de un día para el otro pero son pequeños cambios que pueden generar un gran cambio en el estado de ánimo y que le bajan el ruido al miedo ilusorio.

6. Un detox mental

Últimamente la información sale hasta por las ramas de los árboles.

Con la hiperconectividad, la sobre información está al alcance de la mano literal.
Nuestra mano es casi que una antena con señal propia que en cualquier momento le salen cables a los dedos.

Es que fijate que en menos de un minuto nuestro cerebro puede percibir: qué es de la vida del amigo de la escuela, qué pasó en Tailandia, el robo en una tienda del barrio, qué clima hay, un mail del trabajo, una publicidad de un nuevo celular, quién vio o no vio mi storie, y qué se yo qué más.

Estamos muy expuestos y es clave tener más autocuidado con la información que consumimos.

No tengo nada en contra de las redes ni de las noticias pero personalmente no veo TV hace muchos años.
Solo elijo uno o dos medios lo más confiables posibles para informarme de lo que me parece importante.
Cuando ocurrió la pandemia y mi negocio se pausó completamente llegó un punto en que ya no me servía seguir mirando qué pasó ayer, que pasó allá, si se abrió tal, si cerró tal, la curva ahora está así, la curva ahora está asá…Vivir así no es sano y solo alimenta el ciclo del miedo.

Por eso cada tanto desconectar de las redes y de la información brinda alivio y espacio para escucharse adentro. ¿Qué sigo en redes? ¿Dónde me informo? ¿A quién estoy escuchando? ¿Cómo me hace sentir?

La mente como el cuerpo también se puede limpiar de toxinas y de info que no está sumando a mi bienestar mental-físico y emocional.

Como todo…la relación con el miedo es un proceso muy personal de cada unx.

Desde Serena con las experiencias que creamos el propósito es que cada viajerx pueda salir de la zona de confort para descubrir que hay muchas cosas que se pueden hacer fuera de allí y que nos ayudan a superarnos y crecer.

Justamente viajar es para nosotros una gran herramienta para dar pasos “fuera de la pecera” y enfrentar los miedos.
Al vivir desafíos, al convivir con desconocidos, al volar, en definitiva, al experimentar algo nuevo cada día. Para eso creamos las experiencias, donde nos involucremos con el lugar  y otras realidades, viviendo cosas diferentes y conociéndonos en esos escenarios.

Hemos conocido muchas historias de viajerxs que antes de lanzarse tenían muchos miedos y dudas. Luego nos agradecieron por haberlo hecho, por haberse animado a esa actividad, a viajar solx, a superar esos desafíos.

No es solo viajando, estas recomendaciones las puedes incorporar a tu día a día.

Espero que las 6 recomendaciones te sean de ayuda para poder sobrellevar los miedos. Siendo conscientes de que los límites son mentales y la mayoría de miedos ilusiones. De que no va en no sentir miedo sino en enfrentarlo y conversar con él.

Que lo importante no es dejar de tener miedo, sino tener sueños más grandes que tus miedos.
Siendo conscientes de que la vida es aquí y ahora, y que todos los sueños y todo lo que nos proponemos está allí, del otro lado del miedo.

Te invitamos a saltarlo!