Ya hemos hablado de los beneficios que nos ha dado viajar durante todos estos años, pero en este artículo quiero destacar una de las mejores cosas que puede darnos hoy; en un mundo que se mueve a un ritmo frenético e inmediato: vivir más el presente.

Más allá de la popularidad que ha tomado el concepto “aquí y ahora” estos últimos años, generándose mayor concientización al respecto, creo que sigue siendo difícil pasar de la teoría a la práctica. Y salir de ese mundo diario al que estamos acostumbrados, cambiando de panorama, moviéndonos a otro sitio, descubriendo otras realidades con nuestros propios ojos y no con la pantalla…entrando en contacto real con las personas y tomándonos un tiempo para nosotros; es definitivamente lo que necesitamos. Ponernos en “modo avión”.

¿Cómo viajar nos ayuda a centrarnos en el aquí y ahora?

Dejar de estar inmersos en la cultura de la inmediatez (¡No te preocupes que te llevará menos de 5 minutos leer este post!)

Ahora parece que el tiempo hubiera cambiado de formato y fuera más liviano, como que se esfumara más rápido. ¿No les pasa? Es que los días ya no alcanzan para todo lo que queremos hacer, y cuando paramos no pensamos en todo lo que hemos hecho sino en lo que nos faltó y queda aún por hacer. Por lo menos a mi, como emprendedor, me pasa muy seguido.

Dos semanas me parecen años luz en la frecuencia que vivimos, las conversaciones de Whatsapp que tanto forman parte de nuestra vida van quedando tan abajo que se nos cansa el dedo de irlas a buscar.

Los momentos van quedando en historias de Instagram que desaparecen, y lo digital poco a poco va formando más parte de la realidad que la realidad misma. Tan así que con un solo click y deslizando el dedo pretendemos saber todo lo que está pasando a nuestro alrededor en 1 minuto, que hacemos todo al mismo tiempo en una pantalla.

¿Se pusieron a pensar si es esto saludable? ¿No es demasiada información al mismo tiempo? Ya no queremos leer noticias largas, ver videos de más de 1 minuto, es como que “no tenemos tiempo”.  Esperamos encontrar lo que queremos en segundos o minutos.
Estamos inmersos en una cultura de la inmediatez que nos hace un poco más impacientes, y creo que esto genera más ansiedad y estrés relacionados con esa “falta de tiempo”.

Y viajar, nos introduce en un mundo nuevo que queremos volver a sentir como antes: despacio, con ganas de disfrutar cada momento, de conocer, hablar, probar, fotografiar, y de VIVIR la experiencia.

Dejar de preocuparnos por los “Tengo que”, o “Me falta esto”, y vivir más el momento presente

Cada vez se hace más difícil vivir el momento e impedir estar pensando en el futuro, en el “tengo que hacer”. Recibimos miles de pensamientos todo el tiempo que nos impiden concentrarnos y poder disfrutar del aquí y ahora. Que en definitiva es lo único seguro que tenemos. Pero cuando viajamos, nos alejamos de las preocupaciones del día a día para darle paso a lo que realmente importa.

Conocer, recorrer, solucionar problemas que se presenten, ser exploradores y aventureros. Le damos más espacio a nuestra mente para estar tranquilos, solo al valorar un paisaje ya estamos viviendo el momento. Y nos da aprendizajes que sin duda nos quedan marcados, para recordar el verdadero valor de las cosas: las experiencias y lo más simple de la vida. Esa simpleza que tanto olvidamos en el día a día. Alejarnos de nuestra casa, nuestras “cosas materiales”, nuestra familia y amigos, nos hace recordar todo lo que sí tenemos en lugar de pensar tanto en lo que nos falta. Incluso, hasta puede hacernos sentir que no necesitamos tanto para estar felices, no?
Por lo menos a nosotros nos ha pasado eso en varios viajes.

Si puedo vivir con una mochila al hombro durante 6 meses, ¿para qué necesito tantas cosas en mi país?

No ser presas de la distracción

Me acaba de llegar al mismo tiempo: un mensaje que salta de notificación de Facebook en mi pc, un sonido de Whatsapp de mi celular, una llegada de un correo electrónico, y al mismo tiempo una publicidad que se cuela en You Tube. Alertas, notificaciones y mensajes, muchos mensajes. Y la verdad es que trato de apagarlos, de silenciarlos, pero enseguida me doy cuenta de que no puedo desaparecer por mucho rato…

Ya estamos inmersos.
Entonces, tratemos de que no nos controle y controlar nosotros nuestra atención hacia lo realmente importante. Priorizar. Organizar. Es difícil pero se puede.

Y si algo nos ha ayudado fue viajar. Al viajar sí o sí tenés que organizarte para disfrutar del día y volver al hostel a trabajar en lo más importante.

Son demasiadas las presiones y estímulos que nos golpean, y nos mantienen entretenidos, dispersos. La TV, la publicidad, las redes sociales, los compromisos sociales, la aprobación social.

¿Es posible estar enfocados en lo principal así? ¿Cuántas veces paraste y te pusiste a pensar en cómo te sentís adentro tuyo? ¿Y cuántas veces miraste el celular para ver cosas que no te suman en nada?

Siento que me cruzo con personas que realmente van como botellas flotando en un río, en piloto automático, mirando sus redes sociales como si fueran sus órganos vitales.
Y lo peor, es que yo también lo hago muchas veces, pero si hay algo que me ha ayudado a abrir los ojos fue VIAJAR.

Cuando viajamos no importa el celular, a veces ni siquiera tenemos internet, y solo sirve para sacar fotos. ¿Para qué quiero ver una pantalla si puedo ver el Salar de Uyuni? ¿O si puedo salir a ivivir un trekking por el Valle del Cocora? Definitivamente el celular es lo ÚLTIMO que importa cuando viajamos. Nos pone los pies en la tierra 🙂

ASÍ QUE: ¡ES HORA DE TENER UN TIEMPO PARA TÍ!
No paro de escucharlo: “Si me va bien el año que viene voy a viajar”, “No tengo plata para eso”, “Tengo que trabajar” “Me da miedo viajar”, “Tengo hijos”, “Estoy viejo”…Siempre vamos a encontrar excusas. Pero la realidad es que siempre se puede 🙂

Y si tienes miedo de viajar solo/a, te invito a conocer nuestros viajes en grupo, conocerás muchas personas que viajan como tú, y no te sentirás solo en ningún momento!